Teoría de la Justicia
Padres furibundos, cuando no es suficiente el castigo
Fisher-Price junto a Mattel (matriz) acordaron resolver una demanda colectiva, resuelta a mediados de este mes de octubre, de consumidores y distribuidores que podrían sumar hasta 50 millones de dólares, concerniente al retiro del mercado de millones de juguetes fabricados en China que presentaban altos niveles de plomo.
Análisis: Procedimientos justos
Las demandas de padres de familias indignados no tardaron en aparecer cuando se hizo público los juguetes con alto nivel de plomo. Sin embargo, han tenido que pasar casi dos años para encontrar una solución para las miles de familias que vieron en riesgo la salud de sus hijos.
Precisamente, las familias fueron las más afectadas pero la respuesta fue postergada frente a otras exigencias de pago como la multa de 2.3 millones de dólares a favor del Estado. Si bien es cierto que la multa se debía pagar por violar una norma que atentaba contra la salud pública, también era la multa que le permitiría operar nuevamente con normalidad a Fisher Price.
Sin embargo, el perjuicio que pudo causar en la salud de los niños fue mucho más grave. A pesar de ello, se tuvo que esperar a las demandas judiciales (22 en total) para tomar en serio a los miles de consumidores y distribuidores que se vieron afectados por estos hechos.
Fisher Price debió enfrentar ambos procesos con igualdad de responsabilidad, ya que ambas partes, Estado y comunidad, vieron afectados sus intereses por los errores cometidos por la empresa en la fabricación de sus juguetes.
La ley del samurái, cuando los errores no perdonan
El CEO Zhang Shuhong, responsable de Lee Der Industrial Co. Ltd, una fábrica de juguetes china implicada en el enorme retiro de productos en el mercado de Estados Unidos, se suicidó en agosto de 2007. El hecho ocurrió días después de que China suspendió temporalmente las exportaciones de la empresa.
Análisis: Resultados justos
Las repercusiones que ha tenido el problema de los juguetes con plomo de Fisher Price no ha sido justa para todos los implicados. Por un lado está Fisher Price, la marca ampliamente reconocida en el mundo bajo la protección de Mattel y, por otro, Lee Der Industrial, uno de los contratistas chinos que elaboró los juguetes. Ambos igualmente responsables por la distribución de juguetes altamente nocivos para la salud de millares de niños alrededor del orbe.
Mattel y su subsidiaria han sido multadas y enfrentan una serie de demandas por el hecho. Sin embargo, se ha reconocido su capacidad de respuesta e información para con la opinión pública. A pesar de todo, Fisher Price sigue vendiendo juguetes hoy. La razón: sufrió las consecuencias de las malas prácticas de su proveedor chino, su error menor recayó en no revisar la calidad de los productos a tiempo.
Lee Der Industrial ha sido suspendida de exportar por su Gobierno y sus productos puestos en una lista negra por parte de EEUU. Por supuesto, sin contar el daño en el honor de su CEO que no vio mejor solución que suicidarse. La razón: sufrió las malas prácticas de su proveedor de pintura, el mejor amigo del CEO, su error recayó en no revisar sus componentes.
Ante el mismo tipo de errores cometidos por ambas empresas han tenido que enfrentar consecuencias totalmente dispares e injustas. Se trata de equiparar las responsabilidades ante la gravedad de las consecuencias en la salud de los niños que estos errores pudieron conllevar.
Fisher-Price junto a Mattel (matriz) acordaron resolver una demanda colectiva, resuelta a mediados de este mes de octubre, de consumidores y distribuidores que podrían sumar hasta 50 millones de dólares, concerniente al retiro del mercado de millones de juguetes fabricados en China que presentaban altos niveles de plomo.
Análisis: Procedimientos justos
Las demandas de padres de familias indignados no tardaron en aparecer cuando se hizo público los juguetes con alto nivel de plomo. Sin embargo, han tenido que pasar casi dos años para encontrar una solución para las miles de familias que vieron en riesgo la salud de sus hijos.
Precisamente, las familias fueron las más afectadas pero la respuesta fue postergada frente a otras exigencias de pago como la multa de 2.3 millones de dólares a favor del Estado. Si bien es cierto que la multa se debía pagar por violar una norma que atentaba contra la salud pública, también era la multa que le permitiría operar nuevamente con normalidad a Fisher Price.
Sin embargo, el perjuicio que pudo causar en la salud de los niños fue mucho más grave. A pesar de ello, se tuvo que esperar a las demandas judiciales (22 en total) para tomar en serio a los miles de consumidores y distribuidores que se vieron afectados por estos hechos.
Fisher Price debió enfrentar ambos procesos con igualdad de responsabilidad, ya que ambas partes, Estado y comunidad, vieron afectados sus intereses por los errores cometidos por la empresa en la fabricación de sus juguetes.
La ley del samurái, cuando los errores no perdonan
El CEO Zhang Shuhong, responsable de Lee Der Industrial Co. Ltd, una fábrica de juguetes china implicada en el enorme retiro de productos en el mercado de Estados Unidos, se suicidó en agosto de 2007. El hecho ocurrió días después de que China suspendió temporalmente las exportaciones de la empresa.
Análisis: Resultados justos
Las repercusiones que ha tenido el problema de los juguetes con plomo de Fisher Price no ha sido justa para todos los implicados. Por un lado está Fisher Price, la marca ampliamente reconocida en el mundo bajo la protección de Mattel y, por otro, Lee Der Industrial, uno de los contratistas chinos que elaboró los juguetes. Ambos igualmente responsables por la distribución de juguetes altamente nocivos para la salud de millares de niños alrededor del orbe.
Mattel y su subsidiaria han sido multadas y enfrentan una serie de demandas por el hecho. Sin embargo, se ha reconocido su capacidad de respuesta e información para con la opinión pública. A pesar de todo, Fisher Price sigue vendiendo juguetes hoy. La razón: sufrió las consecuencias de las malas prácticas de su proveedor chino, su error menor recayó en no revisar la calidad de los productos a tiempo.
Lee Der Industrial ha sido suspendida de exportar por su Gobierno y sus productos puestos en una lista negra por parte de EEUU. Por supuesto, sin contar el daño en el honor de su CEO que no vio mejor solución que suicidarse. La razón: sufrió las malas prácticas de su proveedor de pintura, el mejor amigo del CEO, su error recayó en no revisar sus componentes.
Ante el mismo tipo de errores cometidos por ambas empresas han tenido que enfrentar consecuencias totalmente dispares e injustas. Se trata de equiparar las responsabilidades ante la gravedad de las consecuencias en la salud de los niños que estos errores pudieron conllevar.
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